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Atardecer de bienvenida a Luton, un 13 de Marzo (desde la ventana de mi bus)

Marzo llegó y con él, el fin del programa de dos años.

No, no era una derrota, sino una mejora. Demasiadas grietas permanecían abiertas. Llegó hasta el punto que no podía más.

Tomé la decisión de trabajar en cualquier lugar de Inglaterra y financiarme de esta manera mi propio viaje, con dinero real. Y no depender de los demás, ni de problemas.

Increíblemente, con sólo 3 semanas de trabajo pude financiarme ¡2 meses de viaje por Europa! ¡Para que luego digan que viajar es caro!

Imagínate si hubiera sido por países asiáticos. Tres semanas que, si hubiéramos permanecido en la escuela de Inglaterra, hubieran sido 3 meses (más 12 previos), para luego no poder hacer uso de tu dinero.

Tomé la decisión correcta, sin duda alguna. Una cosa es trabajar como voluntario y otra que te utilicen como esclavo.

Como opción laboral, estuve revisando agencias de ‘live-in-care’ para cuidar a personas mayores o discapacitadas y rápidamente encontré una que me parecía seria. Contacté con ellos, rellené los formularios, tanto para mi compañero como para mí, y realizamos los Skypes.

En seguida tenía la fecha para empezar la semana de entrenamiento, pero mi compañero no tuvo tanta suerte. Total, que acabamos tomando caminos separados.

El día 13 de marzo me mudé, dejé la escuela de voluntarios (de la que ‘amablemente’ nos invitaron a marchar) y me dirigí hacia Luton.

A media hora de allí tenían una casa de huéspedes con alojamiento incluido, y cada día nos venían a buscar para darnos las clases de aquella semana de entrenamiento obligatoria, para saber si estabas cualificado para el trabajo o no.

Marzo

Las clases de entrenamiento, ¿da un poco de miedo eh? jeje

Casualmente, todos mis compañeros eran chicos y conecté muy bien con ellos. Algo que la verdad me impactó y sorprendió gratamente. Había dos polacos, un africano y un esloveno.

El esloveno hablaba inglés y español perfecto, llevaba en la agencia un tiempo y aunque sólo se quedó dos días estuvimos una noche hablando y cantando con su guitarra.

El polaco más joven (con quien sí tenía que hablar en inglés) también me ayudó mucho con sus consejos, ya que tenía mucha experiencia en ese trabajo con otras agencias. Hablamos mucho sobre viajes y vimos alguna peli. Congeniamos bastante.

Y con el resto, también dimos algún que otro paseo. La verdad que fue una semana estupenda, y en unos pocos días conecté más con ellos que en 6 meses viviendo con tanta gente en la escuela.

Pasamos unos días en el curso muy agradables. Sorprendentemente, lo entendí todo bien y pasé las pruebas sin problemas. Al ser chica, recibí más clientes que mis compañeros (en total 3) pero tenía que esperar a mi police check (informe de antecedentes).

Por tanto, empezaría diez días después y decidí volver a casa, por sorpresa. Nadie aún sabía sobre el cambio del programa y el nuevo trabajo en Inglaterra.

Llegué a casa el 21 de marzo (los 21 son clave). Me recogió mi compañero que había llegado a casa la semana anterior. Y aproveché esos días para hablar y disfrutar con amigos y familia.

Fue un tiempo bueno para recargar energías, pero siendo sincera, al final sentí algo de miedo y expectación ante tal dependiente y desafiante trabajo que comenzaría en tan sólo unos días.